Reportagem da agência ANSA aponta que líderes mundiais, inclusive o papa Francisco, estariam evitando vir ao Brasil e dando preferência a outros países da América, por conta do cenário de instabilidade política no País e também pela baixa popularidade de Michel Temer; reportagem cita exemplos de líderes como a chanceler alemã Angela Merkel, o primeiro-ministro português Antonio Costa o presidente italiano, Sergio Matarella, e o ex-presidente francês François Hollande, que estiveram no continente ou mesmo no Brasil, mas não se encontraram com Temer; matéria lembra ainda que, em um ano à frente do Planalto, Temer foi anfitrião de apenas um chefe de Estado em Brasília, o presidente argentino, Mauricio Macri
Reportagem da agência ANSA aponta que líderes mundiais, inclusive o papa Francisco, estariam evitando vir ao Brasil e dando preferência a outros países da América Latina, como Argentina, México ou Chile. Segundo o texto, esse cenário é fruto da instabilidade política no país e também da baixa popularidade de Michel Temer.
A reportagem cita exemplos de líderes como a chanceler alemã Angela Merkel, o primeiro-ministro português Antonio Costa, o presidente italiano, Sergio Matarella, e o ex-presidente francês François Hollande, que estiveram no continente ou mesmo no Brasil, mas não se encontraram com Temer.
A matéria destaca ainda que Temer não foi recebido pelo então presidente norte-americano, Barack Obama, em sua primeira viagem internacional, à China, e que em um ano à frente do Palácio do Planalto, foi anfitrião de apenas um chefe de Estado em Brasília, o presidente argentino, Mauricio Macri.
Confira abaixo a íntegra da reportagem da Ansa, em espanhol:
Solo, a Temer no lo visita nadie
Escándalos afectaron la imagen del gobierno de Michel Temer
(ANSA) - BRASILIA, 13 JUN - Con la imagen internacional desgastada, Michel Temer ha tenido una módica agenda de encuentros: líderes mundiales que viajan a Latinoamérica evitan hacer escala en Brasilia y prefieren ir a Argentina, México o Chile. Hasta el papa Francisco suspendió una visita y optó por viajar a Bogotá.
Temer se reunía este martes con el canciller, Aloisyo Nunes Ferreira, para analizar la agenda internacional de un gobierno que parece haber perdido peso global.
Y esto no es consecuencia de la displicencia diplomática de Temer: por el contrario el mandatario demostró desde su primer día en el gobierno que una de sus prioridades era "demostrar al mundo que Brasil cambió".
La frase citada arriba fue dicha por Temer desde el 31 de agosto, cuando asumió definitivamente el cargo que desempeñaba desde mayo, y a poco de jurar embarcó hacia China donde se desarrollaba la cumbre del G20.
Diarios locales escribieron que Temer partió a China con el propósito de reunirse o estrechar la mano del entonces presidente norteamericano Barack Obama. Pero esa expectativa no se cumplió en su primer viaje a China, donde Obama no lo recibió aunque sí tuvo tiempo para conversar o saludar a otros líderes de países emergentes.
Hasta este martes cuando se cumple un año, un mes y un día de su llegada al gobierno, primero en forma provisoria luego como mandatario efectivo, Temer fue anfitrión de una sola visita de Estado en Brasilia, la realizada el 7 de febrero por su colega argentino, Mauricio Macri.
Este fin de semana estuvo en Río de Janeiro y San Pablo el premier portugués, Antonio Costa, pero debido a razones de agenda del presidente Temer, que permaneció en Brasilia por la crisis, no se produjo el encuentro que había sido anunciado.
El gobernante portugués almorzó este martes en Buenos Aires con el presidente Macri.
Ciertamente varios dignatarios han escogido Buenos Aires y no Brasilia para sus recientes giras latinoamericanas Así ocurrió la semana pasada cuando la canciller alemana Angela Merkel realizó una gira por la región durante la cual visitó Argentina y de allí voló a México, sin hacer escala en Brasilia, que en esos días estuvo sacudida por el juicio contra Temer por corrupción electoral.
Un mes antes de Merkel, llegó a Buenos Aires el presidente italiano, Sergio Matarella, que fue agasajado por Macri, tras lo cual embarcó hacia Uruguay, donde se reunió con el mandatario Tabaré Vázquez.
Mattarella no visitó a Temer como tampoco lo hizo el papa Francisco, quien había prometido viajar a San Pablo este año para participar en las celebraciones de la patrona nacional, la Virgen de Aparecida.
Francisco alegó cuestiones de agenda pero obispos brasileños dejaron trascender que el Sumo Pontífice prefirió suspender el viaje como forma de externar algunas discrepancias con Brasilia.
En paralelo el jefe del Estado Vaticano confirmó su viaje a Colombia donde expresará su respaldo al proceso de paz encabezado por el presidente Juan Manuel Santos. El viernes último Temer y la exmandataria Dilma Rousseff fueron absueltos en ese juzgamiento por financiamiento ilegal de la campaña electoral de 2014.
La conclusión de ese proceso no puso fin a la agenda judicial del mandatario, que posiblemente sea investigado por corrupción por la Procuraduría en el caso del frigorífico JBS.
En enero de este año el entonces presidente francés Francois Hollande realizó su última gira por América Latina durante la cual fue recibido por sus colegas Michel Bachellet en Chile y por Juan Manuel Santos en Colombia.
Que Hollande no haya recalado en Brasil fue un dato por lo menos llamativo pues ambos países intensificaron sus relaciones diplomáticas y de Estado en la última década, cuando fue firmado un acuerdo estratégico de Defensa.
Parte de los analistas y medios brasileños coinciden en que los escándalos políticos y denuncias de corrupción que precedieron a la salida de Dilma Rousseff y se prolongaron con la llegada de Temer conspiraron con el prestigio de Brasil.
En marzo de 2016, cuando Rousseff aún era presidenta en medio de una crisis que presagiaba su caída, Barack Obama viajó a Buenos Aires sin aterrizar en Brasilia.
El corresponsal del diario Estado en Argentina escribió sobre el creciente liderazgo de Mauricio Macri a nivel regional y mencionó que el propio Obama destacó ese atributo del gobernante rioplatense.
Luego, con la salida de Rousseff y la sucesión de Temer, se instaló un clima de expectativa que fue efímero: el nuevo gobernante se vio prontamente envuelto en escándalos que causaron la renuncia de ministros. "La crisis interna que vive el gobierno de Temer hizo que Brasil no tenga una posición de firme liderazgo regional", comentó Fernando Ayerbe, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Estadual de San Pablo. Algunos comentaristas compararon dos portadas del influyente semanario británico The Economist, que en 2010 ilustró la tapa con un Cristo Redentor convertido en cohete que era lanzado hacia el espacio desde el cerro Corcovado, en señal del éxito de la economía que crecía más del 7%.
Este año la misma publicación mostró a Temer colgado de un brazo de la estatua del Cristo para evitar caer, retratando el inestable cuadro político y económico de un país que enfrentó una recesión del 3,8% en 2015, 3,5% en 2016 y este año avanzaría el 0,41%, según la previsión publicada el lunes por el Banco Central. (ANSA).
Fonte: brasil247
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